
Nuestro aceite, Patrimonio y Compromiso
El aceite que puede tener en sus manos procede de Olivares tradicionales de Sierra Morena, en pendiente, de secano, sometidos a un gras estrés climático, tanto en invierno como en verano. Estas circunstancias lo dotan de unas características organolépticas extraordinarias y una gran calidad. Un producto excepcional que debido a los altos costes de la cosecha de estos suelos ha ido desapareciendo y que ahora, gracias a profesionales comprometidos como Rafael Navarro, Biólogo por la Universidad de Córdoba, llegan a las manos de consumidores exigentes que apuestan por volver a poner en valos un producto notable, que lleva siglos con nosotros y que es además un patrimonio centenario, ayudando a su vez a la economía de pequeños agricultores, tan necesarios para la conservación de este tipo de olivar, muy alejado de los modernos y fértiles olivares de regadío.

Variedades, Selección y Proceso de Producción
El olivar de Sierra Morena suele ser multivarietal, destacando las variedades Nevadillo blanco, Nevadillo negro, Lechín, Picudo, Manzanillo real, Gatuno, etc. Para nuestro aceite se seleccionan aquellas fincas que contando con las características de suelo, orientación y variedad, cuenten solo con una calidad de fruto excepcional.
Se procede a su recolección en el momento justo, sobre la primera semana del mes de noviembre. Se traslada a la almazara al acabar la jornada de recolección y en pocas horas está en el molino.
Se trabaja con los mayores estándares de calidad y limpieza, como solo se puede hacer para la elaboración de aceites de alta calidad. El fruto se moltura y la pasta se bate a temperatura ambiente, entre 20-23ºC, lo que se conoce comunmente como «extracción en frío«, despues de batir la masa tan solo unos minutos, primando la calidad a la cantidad, se extrae el aceite por centrifugación.
Desde el principio del proceso hasta este momento han pasado menos de 24 horas.

AOVE sin filtrar
El aceite recién obtenido tiene algo de agua y partículas en suspensión, que son susceptibles de fermentar y disminuir la calida del aceite, por lo que preferimos no envasar directamente, sino que lo dejamos reposar y decantar un par de semanas, envasando solo la parte superior de los depósitos, por lo que a pesar de producir un AOVE sin filtrar, los sedimientos que quedan en los envases son mínimos, no afectando en absoluto a la calidad del producto.